La encuesta nacional de salud y nutrición ha detectado que el 31% de las mujeres en edad reproductiva tienen obesidad y el 60% de la población, sobrepeso.
El sobrepeso supone tener un índice de masa corporal entre 25-30 y en la obesidad se sitúa por encima de 30. (IMC: peso en kg dividido por la altura en metros al cuadrado)
Son múltiples los trabajos donde se demuestra que la obesidad e incluso un IMC superior a 27, incrementa el riesgo de infertilidad 3 veces más respecto a una mujer con un peso normal. Además, en muchas ocasiones estas mujeres obesas tienen asociado un síndrome de ovario poliquístico (SOP), que acompaña anomalías ovulatorias, lo que implica una mayor dificultad para conseguir el ansiado embarazo.
Incluso en las mujeres normo-ovuladoras con obesidad existe una disminución de la tasa de embarazo espontáneo, tardan más tiempo en conseguirlo. Se sospecha que esto es debido a que la obesidad puede afectar a la calidad del óvulo y la receptividad endometrial.
Existen estudios con resultados contradictorias en cuanto a si los resultados de los tratamientos de reproducción asistida tienen peor pronóstico en pacientes obesas o no, pero lo que sí está claro es que necesitan más dosis de medicación para conseguir una respuesta ovárica. No obstante, son numerosos los trabajos que concluyen que las pacientes con sobrepeso u obesidad tienen una reducción significativa de la tasa de embarazo, nacido vivo y un incremento del número de abortos respecto a las mujeres con un peso normal, en ciclos de fecundación in vitro (FIV).
Además hay que tener en cuenta que las pacientes obesas tienen una mayor incidencia en el embarazo de presentar:
-Diabetes gestacional y tipo 2
– Hipertensión y preeclampsia
– Prematuridad
-Parto más difícil por macrosomía fetal. Más riesgo de cesárea y sus complicaciones. Infección postparto.
-Pequeño incremento de algunas anomalías congénitas (defectos del tubo neural, cardiovasculares, espina bífida, paladar hendido, labio leporino) y de muerte fetal
La pérdida de peso tiene beneficios para la salud, mejora la fertilidad, los ciclos ovulatorios, probablemente los resultados de los tratamientos de reproducción asistida y disminuye los riesgos durante el embarazo y parto.
Toda mujer con sobrepeso u obesidad que se plantee ser madre debería previamente considerar estar en un peso normal. A veces para ello es necesario ponerse en manos de un endocrino y nutricionista que pueda ayudar a bajar esos kilos de más.
Cuando la dieta no es suficiente, hay quien tiene que acabar recurriendo a la cirugía bariática. No se ha llegado a un consenso sobre si dicha cirugía mejora la fertilidad al incrementar los ciclos ovulatorios, pero lo que sí está demostrado es que disminuye los riesgos gestacionales de sufrir hipertensión, diabetes y niños grandes. Se aconseja esperar 12 meses para buscar el embarazo tras la cirugía.
En cuanto a los varones, parece que los obesos tienen más tendencia a presentar subfertilidad y alteración en la calidad espermática, pero en la actualidad existen datos contradictorios.