La tiroides es una glándula que regula el metabolismo y juega un papel fundamental en el embarazo, por eso, los estudios de fertilidad (que se realizan para diagnosticar la causa por la que una mujer no se queda embarazada) incluyen un análisis tiroideo y así diagnosticar si existe Hipotiroidismo en el embarazo.
Además, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición(SEEN) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), recomiendan que se evalúe la función tiroidea a todas las mujeres embarazadas, antes de la semana 10. Esto se realiza añadiendo pruebas tiroideas en el análisis del primer trimestre.
Las complicaciones causadas por el hipotiroidismo son: infertilidad, aborto/muerte fetal, crecimiento intrauterino retardado, estados hipertensivos, desprendimiento de placenta, prematuridad y problemas de desarrollo y aprendizaje a largo plazo.
El hipotiroidismo es una enfermedad que se caracteriza por la disminución de la actividad de la glándula tiroides y el descenso de secreción de hormonas tiroideas, que provoca una disminución del metabolismo basal, cansancio, sensibilidad al frío y alteraciones menstruales.
Algunos de los síntomas del hipotiroidismo pueden confundirse con los del embarazo, como cansancio, somnolencia, nauseas, aumento de peso, dolores musculares… También puede suceder que no haya síntomas.
La primera prueba para las mujeres embarazadas sería de screening (se mide la TSH en sangre) y los resultados positivos requerirán ser confirmados posteriormente por el servicio de endocrinología.
Estudios recientes calculan que en el 2010, no haber realizado este cribado pudo haber dejado entre 500 y 2000 mujeres sin diagnóstico y tratamiento del hipotiroidismo.
La glándula tiroides también puede afectar a la fertilidad masculina.
Las alteraciones de la tiroides se pueden regular con medicamentos que, además de controlar el nivel de hormonas tiroideas, restablecen la fertilidad, y una vez se logra el embarazo, permitirán que la gestación se lleve a cabo con normalidad.