Cuando una pareja tiene un problema de fertilidad, es habitual que se realice un amplio estudio a los 2 para determinar cuál es la causa. Al varón, inicialmente se le solicita un seminograma para valorar número, movilidad y morfologías de sus espermatozoides. Cuando los sucesivos tratamientos de reproducción asistida fracasan, en muchas ocasiones se plantea ampliar el estudio y una de las pruebas pedidas es la FISH de espermatozoides.
La FISH (Hibridación in situ fluorescente) en espermatozoides es una técnica citogenética que permite estudiar la dotación cromosómica de los gametos masculinos del eyaculado. Mediante unas sondas fluorescentes que se unen específicamente a un determinado cromosoma, podemos conocer el número de éstos en algunos de los espermatozoides estudiados.
El objetivo de solicitar este estudio es evaluar los cromosomas 13,18,21, X e Y provenientes del semen de varones infértiles con cariotipo normal, para poder estimar la proporción de espermatozoides anormales y evaluar el riesgo reproductivo en los mismos.
En la actualidad existen muchas publicaciones acerca de la conveniencia de solicitar este estudio y de cómo se deben evaluar sus resultados.
Hay diversos trabajos que apoyan la realización del estudio FISH porque sugieren que:
- Las parejas con aborto recurrente, fallos de implantación o esterilidad de origen desconocido que han fracasado en los tratamientos de reproducción asistida, como la Fecundación In Vitro, tienen más riesgo de presentar anomalías cromosómicas espermáticas, sobre todo si el varón tiene alteración en la calidad de los espermatozoides.
- También en varones normozoospérmicos (calidad espermática normal) de parejas con abortos recurrentes inexplicables y fracaso repetido de FIV, tienen una mayor tasa de espermatozoides aneuploides (con anomalías cromosómicas).
- Puede haber un mayor número de embriones con anomalías cromosómicas en parejas donde el varón tiene un FISH de espermatozoides alterado.
- El aumento de espermatozoides aneuploides, aumenta el riesgo de fracaso en FIV / ICSI y alteraciones cromosómicas fetales.
Por otro lado, existe también mucha controversia acerca de la utilidad e interpretación de la prueba por las siguientes razones:
- El alto coste, la accesibilidad limitada, y la falta de protocolos de evaluación de riesgo homogéneos, impiden que esta prueba se pida de rutina para evaluar la infertilidad masculina.
- Se examinan un número limitado de cromosomas, pero los espermatozoides estudiados no se pueden usar en el ciclo FIV.
- Existe una gran variabilidad en los resultados de la prueba incluso en diversas muestras de un mismo varón.
- Se necesitan más estudios para determinar la repercusión en la descendencia de varones con incremento de las aneuploidías en sus espermatozoides.
- Cuando se realiza una biopsia en un día 3 de vida embrionaria , existen dudas en cuanto a la correlación entre la única célula biopsiada de un embrión y el resto del embrión en estas primeras etapas del desarrollo.
- Hay estudios donde no se aprecia diferencias en el % de gestación clínica en pacientes con el FISH alterado en comparación con los que tenían FISH normal.
- Algunos trabajos no revelan una correlación entre una determinada anomalía cromosómica de los espermatozoides y la presencia de la misma en los embriones generados.
A pesar de todos estos datos discordantes, en una de las últimas publicaciones al respecto del comité ético de la sociedad americana de reproducción asistida (ASRM) , aconsejan que los pacientes con pérdida recurrente del embarazo y fracasos repetidos de FIV pueden beneficiarse del estudio FISH para detectar aneuploidías espermáticas.
Desde una perspectiva práctica, el análisis FISH de esperma estaría indicado en parejas con abortos de repetición o fallos de implantación.
Los resultados pueden llegan a ser muy poderosos cuando se usa en el contexto de otras pruebas, como el análisis básico de semen y la historia clínica del paciente.
Los resultados anormales colocarían a la pareja en la ‘categoría de riesgo’, y el siguiente paso en ese momento incluiría un asesoramiento genético y la valoración de la posibilidad de realizar un PGS (screening genético preimplantacional) en el siguiente ciclo ICSI para una selección embrionaria, siempre y cuando estén informados y asuman las limitaciones de la técnica.
Dra. Mª Ángeles Manzanares, ginecóloga de FIVMadrid