Mientras que la gestación múltiple espontánea representa el 1-2% de todos los embarazos, cuando se usan fármacos estimuladores de la ovulación o tratamientos de reproducción asistida este porcentaje se eleva hasta el 25-27%.
Debido a que las complicaciones tanto fetales como maternas aparecen con más frecuencia, los embarazos múltiples son considerados embarazos de alto riesgo. Es preciso hacer un seguimiento más estrecho para prevenir y detectar lo antes posible estas complicaciones.
Entre las complicaciones maternas, es frecuente encontrar una mayor incidencia de náuseas, vómitos, astenia y somnolencia durante el primer trimestre del embarazo. Esto es debido a la mayor producción de progesterona.
Es importante mantener una buena hidratación y fraccionar más las comidas (pequeñas cantidades cada 2 horas, aproximadamente).
También es más frecuente la aparición de anemia, que puede requerir un suplemento de hierro y vitaminas.
Se debe aumentar la ingesta de productos lácteos porque las necesidades de calcio son mayores.
Se recomienda un consumo de unas 300 Kcal más por día que en las gestaciones únicas. El aumento de peso en un embarazo múltiple debe ser entre 15-20 kg, frente a los 9-14 kg de un embarazo de un solo feto.
Es más frecuente la aparición de pirosis (ardores), ya que el aumento de volumen del útero desplaza al estómago hacia la caja torácica. En ocasiones se requiere la administración de fármacos conocidos como “antiácidos”, siempre por prescripción de tu médico.
La hipertensión inducida por el embarazo es de tres a cinco veces más frecuente. En casos graves, puede asociarse a un riesgo para la salud tanto de la madre como de los bebés, por lo que es imprescindible el control periódico de la tensión arterial para detectar lo antes posible si existe alguna elevación de la misma.
También es más frecuente el desarrollo de diabetes gestacional en los embarazos múltiples. Es fundamental realizar una dieta equilibrada desde el inicio del embarazo, con las proporciones adecuadas de hidratos de carbono, proteínas y grasas. Tu médico te indicará analíticas específicas para detectar el riesgo de desarrollar esta complicación y tratarla lo antes posible.
La realización de una cesárea es mucho más frecuente en los embarazos gemelares y está indicada siempre en las gestaciones triples.
Como el útero ha tenido un crecimiento superior al de un embarazo único, en ocasiones puede ser más difícil que se contraiga adecuadamente después del parto o cesárea, produciéndose una hemorragia postparto, por lo que la vigilancia del sangrado será mucho más estrecha para poder tratar de forma inmediata esta complicación.
Dra. Marian Chávez Guardado, ginecóloga de FIVMadrid.