Este mes de julio, se celebró el 32 Congreso Anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana Asistida (ESHRE), en Helsinki, con la asistencia de casi 10.000 profesionales especialistas en reproducción humana asistida de todo el mundo.
Muchos temas psicológicos, éticos, médicos y de laboratorio fueron tratados en profundidad. Hoy me gustaría compartir con vosotros uno de ellos, ¿le gustaría saber al niño sobre la identidad su donante? ¿qué le gustaría saber?
La discusión que hasta hace poco tiempo se centraba sobre si revelarle o no al niño, producto de una donación de gametos, sus orígenes, ha quedado obsoleta. La enorme cantidad de evidencia científica que sostiene que contarle al niño sus orígenes es lo mejor para el vínculo con el niño, y para no dañar su desarrollo psico- afectivo, deja sin argumentos a aquellas ideas antiguas y sin fundamento científico que recomendaban no contarlo.
Al día de hoy, la discusión es otra. Ya sabiendo que siempre vamos a recomendar como profesionales de la salud, que las madres y padres digan la verdad a sus hijos, ahora nos preguntamos, ¿saber la identidad del donante es lo mejor para el niño? ¿en caso de darle voz a los niños, les gustaría conocer algo más sobre sus donantes? ¿qué les gustaría conocer?
Este año, en el congreso europeo de reproducción humana asistida y embriología (ESHRE) apoyados en evidencias científicas que aportan algunos autores como Ravelingien y cols. (2013), se plantearon algunas razones por las que los hijos producto de una donación de gametos, deberían y desearían conocer la identidad del donante (Van Parys, 2016; Thorn, 2016):
- Para evitar riesgos médicos y relaciones de consanguineidad. Al conocer la identidad del donante disminuiría sustancialmente el riesgo de consanguineidad con personas que pudieran compartir los mismos genes, aunque hemos de decir, que el riesgo de consanguineidad, aún sin conocer la identidad del donante, es mínimo.
- Para “completar” la historia de vida de cada uno. El ser humano suele darle sentido a su historia con relatos, narrativas, historias sobre su vida y la de sus antepasados. En este sentido, plantear que al conocer la identidad del donante, la historia de vida de cada uno estaría más completa.
- Para “conectar” con sus “caminos naturales”. Esto refiere al agradecimiento del algunos niños hacia sus donantes, al haber hecho posible que su madre o sus padres puedan concebirlos.
- Para conocerse más a ellos mismos. Algunos hijos producto de una donación de gametos, manifiestan curiosidad sobre el aspecto físico de sus donantes y también sobre su personalidad y su comportamiento en el día a día. Les interesaría saber si tienen algo en común con ellos o no.
- Para descubrir o evaluar las características y capacidades de cada uno. Algunos niños sienten que necesitan una referencia genética como punto de partido, con el fin de proyectarse en lo que podrían llegar a ser algún día y las habilidades que podrían desarrollar.
- Para rectificar errores. Algunos niños creen que la información sobre sus donantes les pertenece porque concierne directamente a ellos.
- Para tener un mapeo de “su pasado”. Algunos niños desean conocer más sobre su genealogía.
Sin embargo, no todos los niños desean saber sobre sus donantes (ej: “preferiría no tener contacto con él”; “no es necesario conocer la identidad de mi donante”; “no tengo por qué conocerla porque debo respetar su privacidad”) y no todos los profesionales creen que el anonimato en la donación debería de llegar a su fin (Dondorp, 2016).
Es así que, otras opciones como la doble vía en donación (Pennings, 2014) cobran fuerza, es decir, los futuros padres pueden decidir si recurrir a una donación anónima o a una donación no anónima. Si bien en Bélgica esta opción es posible, en España el proceso de donación de gametos y la identidad de los donantes siguen siendo completamente anónimos, al menos por ahora.
Giuliana Baccino, PhD
Clínica fivmadrid