Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son aquellas que pueden afectar la fertilidad, y se adquieren a través de la practica sexual de riesgo. Se consideran prácticas sexuales de riesgo el coito con personas infectadas, inestabilidad de pareja sexual o múltiple, inicio temprano de relaciones sexuales, etc.
Las enfermedades de transmisión sexual están estrechamente relacionadas con la infertilidad temprana (15 a 39 años) generando especialmente en la mujer inflamación en la zona pélvica, localizando la fuente de infección (bacteriales o micóticos) en la parte superior del aparato reproductor, donde se encuentran las trompas de falopio, ligamentos o el útero.
En la mujer
La gonorrea y clamidias pueden generar cicatrices y la obstrucción fibrosa de las trompas, evitando que el ovocito llegue al útero.
En el hombre
Enfermedades como el herpes, VIH, papiloma, entre otros, impactan negativamente en la cantidad y calidad de los espermatozoides, así como la alteración del pH y el líquido seminal.
Otras ETS que se relacionan con la infertilidad
- Vaginitis
- Tricomoniasis
- Sifilis
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se registran alrededor de 450 millones de nuevos casos de enfermedades de transmisión sexual.
Es importante realizar controles periódicos con el fin de diagnosticar a tiempo y tratar la enfermedad que resulte, ya que actualmente existe un alto porcentaje de la población que sufre de al menos una o más enfermedades en simultáneo.
Independientemente del anticonceptivo, el único método eficaz para prevenir el contacto de las mucosas con los fluidos y descartar la infección por hongos, virus o bacterias, es el preservativo.
La educación sexual es fundamental, sobre todo en los jóvenes, que actualmente se estima que solo un 5% hacen uso del preservativo.
Hay que tener en cuenta que muchos de los problemas de fertilidad que se generan a causa de las enfermedades de transmisión sexual pueden empezar a gestarse durante el período de la adolescencia.