El 7 de abril es el Día Mundial de la Salud, que conmemora la fundación de la Organización Mundial de la Salud y el tema de este año es la inocuidad de los alimentos.
Además de concienciar sobre la higiene en los alimentos, desde el punto de vista de la reproducción, es importante entender que lo que comemos influye también en nuestra fertilidad. Te queremos recomendar unas pequeñas variaciones en tu dieta habitual que te ayudarán a mejorar tu fertilidad natural y tener más posibilidades de lograr ese deseado embarazo:
Varios estudios demuestran que las personas que siguen la dieta mediterránea tienen un 66% más de probabilidad de lograr el embarazo.
Otros estudios muestran la influencia de esta dieta en la mejora la calidad de los espermatozoides.
Si quieres mejorar tu fertilidad natural, tu dieta debe ser rica en fruta, verdura y legumbres, además de baja en grasas saturadas.
Se estima que las mujeres que consumen diariamente 2 o 3 bebidas alcohólicas multiplican por 1,6 el riesgo de tener problemas de fertilidad. Además, el consumo de alcohol se relaciona con problemas de ovulación, ya que puede alterar la regulación hormonal que permite tener un ciclo ovárico normal.
En el hombre no hay consenso sobre la cantidad de alcohol que puede condicionar la infertilidad. Pero a mayor consumo, más probabilidad de disminuir la producción de testosterona y de espermatozoides maduros. En los casos más severos, la ingesta de alcohol puede producir la disminución de la libido, impotencia y atrofia testicular.
Una copa de vino o una caña de vez en cuando no afectarán a tu fertilidad, pero si estás pensando quedarte embarazada, mejor evita el alcohol.
Las frutas y verduras son una fuente natural de vitaminas y minerales, muy importantes para la fertilidad. Además, tienen micronutrientes que degradan los radicales libres, como por ejemplo los fitoquímicos y los antioxidantes.
Lo ideal es ingerir alrededor de 2 tazas de fruta y 3 tazas de verdura al día.
Los hidratos de carbono refinados, como el pan blanco, la pasta o el arroz blanco, no reducen de forma directa la probabilidad de que quedes embarazad, pero tienen menos nutrientes y carecen de algunos que estimulan la fertilidad como los antioxidantes, las vitaminas B y el hierro.
Una mujer que esté buscando quedarse embarazada, debería incluir en su dieta la mayor cantidad posible de alimentos ricos en sustancias nutritivas, entre ellos los productos integrales.
Es importante limitar el consumo de café a 2 o 3 tazas diarias. La cafeína estrecha los vasos sanguíneos, haciendo más lenta la circulación de la sangre hacia el útero, lo cual podría dificultar que el óvulo se implante.
Eliminar de golpe la cafeína puede provocar dolores de cabeza, es mejor hacerlo de forma gradual.
La encuesta nacional de salud y nutrición ha detectado que el 31% de las mujeres en edad reproductiva tienen obesidad y el 60% de la población, sobrepeso.
Son múltiples los trabajos donde se demuestra que la obesidad e incluso un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 27, incrementa el riesgo de infertilidad 3 veces respecto a una mujer con un peso normal. Además, en muchas ocasiones las mujeres obesas tienen asociado un síndrome de ovario poliquístico (SOP), que acompaña anomalías ovulatorias, lo que implica una mayor dificultad para conseguir el ansiado embarazo.
Toda mujer con sobrepeso u obesidad que se plantee ser madre debería previamente considerar estar en un peso normal. A veces para ello es necesario ponerse en manos de un endocrino y nutricionista que pueda ayudar a bajar esos kilos de más.
En cuanto a los varones, parece que los obesos tienen más tendencia a presentar subfertilidad y alteración en la calidad espermática, pero en la actualidad existen datos contradictorios.
En los casos de delgadez extrema, con un Índice de Masa Corporal de 18 o 19, se puede no ovular correctamente, aunque la menstruación continúe presentándose cada mes. Si se sigue perdiendo peso, el periodo puede llegar a retirarse también. En estos casos conviene acudir a un especialista en nutrición o un endocrino para aumentar el peso.
Para que los cambios alimenticios tengan efecto sobre tu fertilidad, deben transcurrir entre tres meses y un año, pero si ya estás pensando en quedarte embarazada, no te preocupes, ahora es un buen momento para empezar.